Durante los últimos 25 años, la industria naviera mundial ha evolucionado gradualmente de un mercado ferozmente competitivo a una industria controlada por transportistas. Impulsada principalmente por las crisis externas y las estrategias internas, esta tendencia ha provocado un enorme cambio en el entorno comercial mundial, ya que los propietarios de carga se enfrentan a la inestabilidad del transporte y al aumento de los costos.
A principios de la década de 2000, las compañías navieras generalmente creían que tenían que dar el impulso suficiente para satisfacer las demandas del mercado y poner la competencia en el centro de sus negocios. Sin embargo, la crisis financiera de 2008-2009 lo cambió todo. Con el fin de reducir las pérdidas, los transportistas comenzaron a reducir la velocidad de crucero, reduciendo básicamente la mano de obra. Desde entonces, la cancelación de vuelos (BlankSailings) y la reducción del tamaño de la flota se han convertido en algo habitual.
Antes de la pandemia, muchas compañías aéreas no estaban dispuestas a cancelar vuelos a su antojo por temor a que esto afectara a la cadena de suministro de los transportistas. Sin embargo, tras la pandemia, el sector ha ido adoptando gradualmente esta práctica, y el control del impulso se ha convertido en una estrategia importante para aumentar la rentabilidad.
Además del control proactivo de los transportistas, los factores externos han exacerbado la falta de impulso. Por ejemplo, los conflictos geopolíticos, la sequía del Canal de Panamá provocada por el cambio climático y la crisis de salud pública mundial han afectado gravemente a la capacidad de suministro de los mercados de transporte marítimo. Además, la congestión portuaria sigue empeorando debido al caos de los horarios entre barcos y puertos, lo que limita aún más la capacidad del mercado.
Por otro lado, las compañías navieras también buscan activamente formas de reducir el tráfico. Por ejemplo, Maersk dijo recientemente que gestionaría su rendimiento desguazando barcos viejos, devolviendo los barcos arrendados y reduciendo aún más las velocidades de crucero. JPMorgan señaló en un informe de análisis publicado el 7 de febrero que esta estrategia es beneficiosa para las finanzas de los transportistas porque pueden mantener tarifas de flete más altas incluso si la demanda fluctúa.
Para los transportistas, la incertidumbre de los servicios de envío se ha convertido en un punto delicado. Recientemente, Masky y Hapag-Lloyd formaron la alianza «GeminiCooperation», que promete ofrecer una tasa de precisión de más del 90%, en comparación con la tasa de precisión promedio mundial actual de solo el 54%. El objetivo principal es atraer a los transportistas que no están satisfechos con la inestabilidad del momento y ofrecer servicios más fiables.
Sin embargo, a pesar de que las compañías navieras han invertido miles de millones de dólares en nuevos barcos en los últimos años, siguen restringiendo el suministro, lo que indica que las estrategias de control del tráfico se convertirán en una tendencia a largo plazo.
Además de los problemas de impulso, la industria naviera también está bajo presión para reducir las emisiones de carbono. La Organización Marítima Internacional (OMI) se ha comprometido a lograr cero emisiones de gases de efecto invernadero para el transporte marítimo de aquí a 2050 y planea comenzar a implementar estándares de reducción de emisiones más estrictos en 2028.
En el pasado, los transportistas a menudo se esforzaban por repercutir los costos del combustible a los transportistas cuando el mercado estaba en auge. Sin embargo, en el entorno actual, a medida que el impulso del mercado siga disminuyendo, será más fácil para los transportistas repercutir los costos de los combustibles alternativos a los clientes, lo que aumentará aún más los costos logísticos.
En la actualidad, el mercado mundial del transporte marítimo ha entrado en una nueva era. Ya sea que se trate de cancelar vuelos, ralentizar los viajes o abordar las regulaciones sobre emisiones de carbono, las restricciones de energía se han convertido en una tendencia irreversible. Para los transportistas, el desafío futuro no es solo encontrar las soluciones de transporte adecuadas, sino también crear estrategias de cadena de suministro flexibles y resilientes para hacer frente a las incertidumbres del mercado.
Fuente: https://www.joc.com/article/ocean-carriers-ever-tightening-grip-on-capacity-control-shows-no-signs-of-loosening-5946744